miércoles, febrero 08, 2006

Esta semana

Domingo 5:
Voy a caer en el colapso, lo siento, se viene venir. Mi desesperación aumenta, no puedo dormir.
Lunes 6:
Soy yo la que no se pone las pilas. ¿Soy yo?
Martes 7:
Estoy aquí, escribiendo para definirme, para tomar una decisión que implica transformar el estilo de vida propio y de la personita que más amo: mi hijo.
Estos son los únicos momentos donde desearía tener a alguien al lado que me ayude a tomar decisiones por mi hijo, pero estoy sola en esto, siempre lo he estado y no puedo cambiar los hechos.
Tengo que decidir en dos semanas irme o no a Stgo a vivir. Mi contrato vence en febrero y sin pega aquí, no me queda otra opción, es parte de la responsabilidad. Me han dicho que analicve los pro y los contras pero esto no pasa por eso: es un tema económico netamente.
Mis viejos ofrecen su ayuda, como siempre, pero ahora es mi responsabilidad, no puedo aceptarlo.
Miércoles 8:
Anoche, como en las últimas semanas me costó dormir. En general puedo tocar una cama, un cojín, el suelo y dormirme de inmediato pero ahora toco mi cama y se me vienen a la cabeza las expectativas rotas por la realidad.
¡Qué terrible! Saber que el tiempo corre y que debo cumplir con tantas cosas que me he propuesto para mi hijo y para mí, cosas que no se cumplen porque, por causas que necesito comprender para remediar, no me sale el ansiado trabajo, ese que me dará tranquilidad. Han sido casi dos meses de mierda y lo único que necesito es un descanso, una puerta, Dios sabe que cuando eso suceda nada me detendrá, aunque quizás me debe costar para que aprenda más.
Anoche lloré, fumé mucho, cai en la cuenta que llevo dos meses en esto y no tengo nada con qué agarrarme de nuevo.
Recordaba las palabras de un amigo "el tiempo no se recupera", ¿si me pasa algo o a mi hijo? no podré comprar con el dinero que gane en una ciudad lejos de mi hijo ese tiempo que ya dejó de ser.
Esas palabras vinieron como un terremoto cuando a las 4 de la mañana mi papá me pregunta "¿cuáles son tus preocupaciones?". Creo que es primera vez en mi vida que realmente le digo que me pasa, lo cual no fue tan terrible como pensé que sería. Con algunas lágrimas y él sentado en el suelo al lado de la cama, paciente como siempre me habló de tantas cosas. Cosas que yo ya sé, me recalcó algunas que no he entendido nunca: paciencia, humildad, calma, causa-efecto, quizás no las entiendo porque no las conozco en mí. Pero lo debo hacer. Los errores que he cometido, en todo ámbito, son siempre por carecer de esas palabras en mi vocabulario y en mi vida.
Mi garganta está apretada mientras escribo y estoy a punto de llorar otra vez, pero esta vez es porque hoy desperté he hice muchas cosas que debía hacer hace tiempo: resulten o no. Las hice porque a las 4 de la mañana me acordé que no estoy sola del todo y que para todo y antetodo tengo una familia de esas que los males la hicieron perfecta.
Ahora me hice ganas de nuevo, me hice rabia y me hice fuerzas, con las palabras de mi papá y los sueños de mi hijo.
Juro por mi hijo que de esta puta mala raxa se acabará, como sea, las metas que tenía el año pasado son tan distintas a las que tengo ahora, el orgullo que sentía de mí ya no me sirve y debo hacer algo nuevo pero con paciencia y humildad. Mis expectativas no pueden romperse por un mal momento, se pueden alejar, se pueden venir abajo a ratos, pero siguen. La gente sin sueños muere y a eso voy.
Haré lo necesario, si debo irme: lo haré, pero antes debo comprobar que ya probé cada puerta cerca de los besos de mi hijo.
...Anoche a las 5 de la mañana, lo abracé él sonrió entresueños y la calma vino de golpe a mí y entonces pude dormir.
Jueves 9:
Desánimo completo, día sin esperanzas. A las 6 de la tarde me di corage para salir a mirar el mar con mi hijo, bajamos al muelle Barón. Me gusta ir allá, compramos lo básico: una chela de medio para mí y un helado para él. Conversamos poco y regaloneamos mucho. No puedo perder esos momentos y escapes a mediados de semana. No quiero.
En la noche hablamos sobre mi posibilidad de irme y hundió la cabeza en su almohada y cuando vi su carita vi sus lágrimas, sólo pensé "Dios no me hagas esto, no le hagas esto, no es justo, ya hemos tenido demasiado."
Dormí a su lado otra vez.
Viernes 10:
Hoy salí con una amiga, está embarazada me pidió juntarse conmigo en la tarde cuando llamó. El punto no es ella, sólo que cuando estaba en esa parada de "compartir mis experiencias de madre joven" noté como la garganta se apretaba y mis ojos se llenaban de lágrimas al hablar del nacimiento de mi hijo, cuando por primera vez lo tuve en mis brazos. Extraño pero ya todo coincide.
Sábado 11:
Salió algo, una esperanza, una luz, la maldita y pobre oportunidad que no se quizo abrir los días, semanas y meses anteriores, no sé si resultará pero seguiré tratando.
Se abrió una puerta!!! no sé si resulte pero intentaré hasta que no se pueda más. No me van a separar de tí ni destino ni circunstancias ni nada! No dejaré que suceda. Ví en tu carita las lágrimas cuando te hablé de separarnos y no será mi voluntad quien te haga llorar. Te amo hijo

2 Comments:

Blogger Alvaro en OZ said...

espero que esa ventanita, esa luz, se proyecte e ilumine tu vida, que rico es leer el amor que sientes por tu hijo, eso te muestra como un ser humano exepcional y maravilloso, y que bueno qu ete has dado cuenta que no estas solita en todo esto, que hay gente que te quiere.
espero que lo proximo que escribas sea algo lleno de alegrías
cuidate

sábado, febrero 11, 2006  
Blogger Mdz. said...

Tengo tantas cosas en mi cabeza en este momento para decirte... que no puedo ordenarlas... mañana quizas pueda ordenarme, ahora solo seria una masa de conceptos e ideas que no entenderias.

Solo decirte que no te imaginas... (hablo en serio), no te imaginas cuanto deseo qe esa posibilidad de la que hablas sea la luz que esta al final de este tunel..

te quelo

Mdz

domingo, febrero 12, 2006  

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