viernes, junio 09, 2006

Así soy yo

Suelo bromear acerca de mis nombres pero tienen historias dignas de una persona como yo. Las personas que me dieron sus genes y sus apellidos son la antítesis perfecta entre personalidades, emociones, estilos de vidas y hasta de clases sociales y me siento bendecida por pertenecer a esa mezcla.

Estoy agradecida de la vida y de Dios. Soy creyente y no me da vergüenza admitirlo como principio fundamental, aunque contradictoriamente, los mismos valores estén subordinados a las prioridades que tengo en la vida.

Suelo decir la verdad y tengo posturas bien definidas sobre muchos temas. Me apesta el cinismo, la mediocridad y la precariedad de humanidad existente.

Tengo la capacidad de sobrecogerme ante malas noticias aunque sean las mismas de cada día. Mis lágrimas a veces no son el reflejo de mi pena pero siempre de la impotencia.

No me abochorna pecar de ignorante al preguntar: quiero saberlo todo pero no me esfuerzo lo suficiente. No tengo paciencia pero sí perseverancia. Me gustan los detalles, prueba de ello: detesto las faltas ortográficas.

Suelo tener siempre una sonrisa aunque el cansancio la intente arrancar de mí. A pesar de eso, puedo resultar muy irritable y mal genio, pero a tiempo o a deshoras también sé reconocerlo y pedir disculpas.

Me gusta aprovechar el tiempo y dormirme con un “gracias” en mis labios y mis ojos cerrándose a penas mi cabeza toca la almohada sabiendo que mis energías fueron bien utilizadas.

No aspiro ser una buena dueña de casa pero sí una buena madre, buena esposa, buena hermana, buena hija y buena amiga.

Suelo poner mil barreras al conocer a alguien, a veces de forma tan explícita que salen arrancando o bien pensando en lo amargada que puedo ser, en otras ocasiones, sólo dejo que mi cabeza ponga en tela de juicio cada palabra o gesto que emitan. Demasiadas mentiras han prostituido la capacidad para no creer tan ciegamente.

Cuando estoy aburrida suelo pensar más en mí y me doy cuenta que algo no anda bien. Oculto eso con el trabajo, mis quehaceres en la casa y mis roles tan bien conocidos por todos como el ser madre. Rol que muchas veces pongo ante todo despreciando mi rol de mujer.

Aparento estar más bien de lo que realmente estoy, tanto golpe a forjado en mí una coraza y una careta que descubro sólo con un par de personas desconocidas o demasiado amigas. Creo que ya no soy tan fuerte como lo fui hace un tiempo.

Conozco mis falencias que llevo años tratando de superar: como la poca capacidad de organización y la falta de humildad, entre otras muchas.

Soy a veces compleja pero a costa de cosas sencillas que la gente ya no es, puedo ser contradictoria pero muy básica en mis requerimientos como mujer.

Sé cómo soy o cómo podría llegar a ser, tengo mis metas claras y proyecto los costos de las decisiones importantes que tomo. Sé que no hay nada más dañino que mentirse uno misma y terminar ironizando sobre nuestros propios dramas sin darle solución.
Gisell
PD: creo que esto es sólo una parte y lo escrito ni siquiera es definitivo.